Hay un momento en el que uno no sabe si está despierto o dormido y se confunde realidad con sueño.
Pasan cosas lindas, feas, raras, inentendibles.
La hermana de mi vieja, Silvina, vivía con su familia (mi tío e hijos) en una casa de madera, en medio de una selva tropical. La vegetación era muy verde y prominente y se colaba por entre la construcción que era bastante imperfecta, había separaciones entre las maderas y algunos árboles se colaban en el interior o, incluso, hacían de viga entre paredes. A pesar de ser una casa en medio de la selva y una construcción hecha medio así nomás, tenía todas las comodidades: jacuzzi, pileta, era una choza de lujo.
Adentro de la casa, por doquier, había babosas verde oscuro y violetas regordetas que al aplastarlas se convertían primero en gusanos y luego en anacondas asquerosas con colmillos gigantescos. Me daban tanto temor que me agarraba un ataque de pisada excesiva, lo cual era peor.
Los sueños pertenecen a Vichu. Les recomiendo que
visiten su blog, lleno de fotitos lindas y cosas escritas.
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