Soñé que era esclava de dos chicas. Me daban una casa chiquita. Me tocaban la puerta hombres famélicos, flacos, viejos, en cuero, descuidados. Yo los invitaba a pasar y los mataba. Los tenía que tirar al incinerador, porque las chicas me obligaban.
Un día me visitaban mis papás y de repente desaparecían. No sé cómo, pero yo sabía que los habían matado y ahora me tocaba a mí.
Un día me visitaban mis papás y de repente desaparecían. No sé cómo, pero yo sabía que los habían matado y ahora me tocaba a mí.
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