Ante los atronadores ronquidos del Rey Rojo, que duerme a sus pies, los gemelos Twedledum y Twedledee le dicen a Alicia que ella no es la soñadora, sino la soñada, que no es más que una minúscula parte del sueño del Rey Rojo y sólo existe en la medida que en que el monarca no despierte y continúe soñándola. (...) Puede que la última frontera entre el sueño y la vigilia sea (...) finalmente indetectable. Shakespeare dice que estamos hechos de la misma materia que los sueños. Y en el último verso del poema que sigue a la terminación del cuento Carroll repite con Calderón que la vida es un sueño. Pero la metáfora del sueño del Rey Rojo va más allá al suponer que seamos no ya nuestro sueño, sino el sueño de otro que pudiera ser (...) la propia divinidad.
Edición comentada de Manuel Garrido de Alicia en el País de las Maravillas y A través del Espejo
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