Juani y yo éramos sobrinas de Madonna y la teníamos que ir a buscar al aeropuerto. Nos costaba un poco encontrar la gate, pero en nuestra búsqueda pasábamos por preceptoría y por un jardín muy oscuro donde había una especie de circo. Al final la encontrábamos y había muchos fanáticos en la puerta, de esos típicos que sabés que están hace días haciendo la cola. Igual yo me sentía re capa, porque sabía que Madonna es mi tía y no había con qué darle.
Así que de repente me llaman y me piden mi documento y me hacen pasar (con Juani, obviamente) a la pista de aterrizaje. Ahí me encuentro con el hermano de Madonna, un flaco re gay que se llamaba Mark Madonna, osea que Madonna era su apellido. Tenía también las paletas separadas y me abrazaba y me decía: "En verano los madrijim no tienen vida". Muy raro.
En el medio de la pista había un buffet gigante y justo en el medio estaba Madonna cabizbaja y con un choripan con lechuga en la mano. Juani y yo le decíamos: "¡Recién llegaste y no podés esperar a comerte un choripan!". Ella estaba contenta de vernos, pero nos decía que todavía estaba mareada del avión. Después aparecía la hija de Madonna (en mi sueño era Lindsay Lohan, no sé qué onda...) y nos decía que se merecía estar mareada, porque se había portado mal.