Y no estaba muy bueno. Yo vivía con mi mamá y mi tía Graciela en un departamento de un ambiente en un monoblock. Mi departamento era muy rústico, no había decoración, pero no todos eran así.
No se podía tener televisión por cable, gastaba mucha energía. De todas maneras, nosotras teníamos y nos bancábamos que todos los días vengan unos activista anti-cable a tocarnos la puerta y cagarnos a puteadas. No se cerraba con llave, todo quedaba abierto, porque había confianza.
A todo esto, también se fabricaba la gente. Era opcional, no obligatorio. Se hacían personitas y se las liberaba cuando eran adolescentes. En una visita a una planta en las que hacían esto, mi mamá se re copaba y compraba a una minita de 17 años. Tenía el pelo largo hasta abajo de los hombros y andaba todo el día desnuda.
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