
viernes, 30 de abril de 2010
Soñé algo feo...

domingo, 25 de abril de 2010
Soñé que probaba el trago más rico del mundo...
Era ron Havana Club con caramelo. Dulce y riquísimo, como una Cindor bien fría.
sábado, 24 de abril de 2010
Soñé que iba a un casamiento mixto...

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miércoles, 14 de abril de 2010
Soñé con el futuro...

No se podía tener televisión por cable, gastaba mucha energía. De todas maneras, nosotras teníamos y nos bancábamos que todos los días vengan unos activista anti-cable a tocarnos la puerta y cagarnos a puteadas. No se cerraba con llave, todo quedaba abierto, porque había confianza.
A todo esto, también se fabricaba la gente. Era opcional, no obligatorio. Se hacían personitas y se las liberaba cuando eran adolescentes. En una visita a una planta en las que hacían esto, mi mamá se re copaba y compraba a una minita de 17 años. Tenía el pelo largo hasta abajo de los hombros y andaba todo el día desnuda.
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lunes, 12 de abril de 2010
Soñé que mi papá se ponía en pedo...

El tema es que mi papá se ponía re en pedo y ni podía caminar. Entonces yo tenía que manejar, pero no habíamos ido en auto, sino en una de esas bicis que hay en Miramar y derivados. Esas con tres asientos en la que los tres tienen que pedalear, pero en este caso, sólo yo podía. Y llevar a mi vieja y al bulto que era mi viejo por Panamericana* hizo que me despierte muy pero muy cansada.
*Todavía no sé por qué tomé Panamericana para ir de River a Belgrano, pero bueno.
sábado, 10 de abril de 2010
El país de los sueños, por Eduardo Galeano

De las galeras de los magos brotaban lechugas cantoras y ajíes luminosos, y por todas partes había gente ofreciendo sueños en canje. Había quien quería cambiar un sueño de viajes por un sueño de amores, y había quien ofrecía un sueño para reír en trueque por un sueño para llorar un llanto bien gustoso.
Un señor andaba por ahí buscando los pedacitos de su sueño, desbaratado por culpa de alguien que se lo había llevado por delante: el señor iba recogiendo los pedacitos y los pegaba y con ellos hacía un estandarte de colores.
El aguatero de los sueños llevaba agua a quienes sentían sed mientras dormían. Llevaba el agua a la espalda, en una vasija y la brindaba en altas copas.
Sobre una torre había una mujer, de túnica blanca, peinándose la cabellera, que le llegaba a los pies. El peine desprendía sueños, con todos sus personajes: los sueños salían del pelo y se iban al aire.
(En "El libro de los abrazos")
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