Estaba en una playa desierta, tirada sobre la arena. Estaba acostada mirando al cielo gris. Todo era gris. El agua también. Al lado mío estaba mi viejo, acostado también. Me ofreció un porro, le dije que no. Me levanté y se venían hacia mí galopando tres caballos blancos en cámara lenta, así a lo shadowfax.
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