Era muy feo y sombrío, como Ciudad Gótica. No había ningún lugar abierto de noche. Las autopistas estaban muy altas y me daba miedo. Nos íbamos con mis viejos y Juli Eche a tomar un café a un barcito al lado del río y se veía de lejos la Estatua de la Libertad. En el lugar nos encontrabamos a Pame y toda su familia. Al lado había un salón de belleza, de esos que tienen para hacerse las manos, y era el único lugar de la ciudad donde había una fiesta de año nuevo.
domingo, 3 de enero de 2010
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